Cansada de creer que mañana va a ser un gran día, de decirle a la almohada “¡soledad me estas matando!” y en el fondo del alma amores que se van pudriendo adentro por no tener quien los reciba. En la calle todo sigue igual ves la gente pasar siempre acompañada, nunca sola, el frío crudo te golpea pero ya no lo sentís. No hay más vacío que llegar a ese lugar donde nadie te espera, donde todo es silencio y más frío. 
¿A qué santo rezaré hoy para dejar de sentir esto que me mata de a poquito? Ese asesino silencioso que nadie sospecha, que nadie ve… 


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